sábado, 17 de octubre de 2009

6ª Diáspora, Muestra de Cine Colombiano: Yo soy otro (2008) de Oscar Campo


Cali, Colombia, año de 2002. José González, un ingeniero de sistemas de edad mediana, descubre en su piel las señales de la litomiasis, un extraño y mortal mal que, según informes de los medios, ha llegado a la ciudad desde la selva amazónica. Quien es atacado por el virus muere a los pocos días de haber contraído la enfermedad, al quedar su cuerpo a merced de una segunda epidermis de bacterias voraces. Horrorizado por lo que la enfermedad ha comenzado a hacer en su cuerpo, José intenta quitarse la vida. En el momento de apuntar con un revólver en su boca, es sacudido por una violenta explosión: una bomba ha sido colocada en la vecindad. Esa noche y durante los días siguientes José descubre muchos dobles suyos, como si en la ciudad se hubiera multiplicado hasta el infinito su ego estallado y enfermo. Todos los dobles están infectados con el mismo virus y se están matando entre si en interminables luchas fratricidas. Y todos se igualan en crueldad, más allá de las razones que hagan justicia a sus luchas.

Tras esta sinopsis encontramos Yo soy otro, la primera película de ficción de Oscar Campo, reconocido documentalista colombiano que para su debut se adentra en una historia de tintes fantásticos. La película, según su propio director, tiene como protagonista a un hombre sin personalidad propia, que funciona absorbiendo ideas de aquí y allá sin saber dónde situarte en un descenso sin freno en una espiral de drogas y sexo.

No cabe ninguna duda de que la intención del director es buena intentando hacer un tipo de cine diferente, pero por razones puramente de guión se convierte en una película floja, de factura técnica más que correcta ya que aptitudes para la dirección no le faltan pero carente de interés en una gran parte de su metraje, se podría decir que la forma es perfecta pero el fondo no lo es por el contrario. La película se muestra muy dispersa, intentando abarcar una amplia gama de ideas y pensamientos que pretenden hacer reflexionar al espectado sobre la situación actual pero sin conseguirlo ya qué en si mismo el guión es inconexo y sólo parece que pueda funcionar a impulsos aislados. Además nos encontramos con la imposibildiad de empatizar con el personaje principal ni en lo bueno ni en lo malo, con lo que eso conlleva en una película.

De todas maneras nunca estará de más seguir la carrera de este director puesto que hechuras de buen director tiene (de ficción nos referimos, puesto que de documental nadie tiene ya que descubrirle), y en el futuro podría darnos alguna sorpresa agradable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lastima que la banda sonora pareciera pasar desapercibida para los criticos. Es una propuesta muy interesante y diferente.