viernes, 2 de noviembre de 2007

Perfil: Quirino Cristiani


Quirino Cristiani fue un pionero del cine de animación, siendo el artífice de los dos primeros largometrajes animados así como del primer largometraje sonoro de la historia del género.

Quirino Cristiani nació en Santa Guiletta, Italia, el 2 de julio de 1896, pero debido a las dificultades económicas de la familia a consecuencia de la perdida del trabajo del padre se trasladaron a Argentina buscando un mejor futuro en el continente americano cuando Quirino contaba cuatro años. Su destino fue Buenos Aires donde Quirino encajó completamente, adoptando la lengua castellana como la suya propia y de hecho, siempre se consideró primero porteño y luego argentino.

Quirinio desarrolló su pasión por el dibujo asistiendo a un curso de Bellas Artes y trabajando como caricaturista para diversos periódicos, en los que su humor picaresco le hizo convertirse en bastante conocido en el medio. Más tarde conoció a Federico Valle, italiano de origen como él, Valle había trabajado para los hermanos Lumière y en Argentina se dedicó a emitir un noticiario semanal en cines locales, tocando sobre todo el tema político, y contratando a Cristiani para que incluyera una caricatura sobre el tema al final de cada noticiario. Sin embargo, Valle aleccionó a Cristiani indicandole que el cine era movimiento, no animación fija y lo animó para que lo consiguiera.

En 1916, y después de desarrollar su propio sistema que luego patentó, Cristiani realizó su primer corto de animación, La intervención, que fue incluido en uno de los noticiarios y de nuevo usando la política. Después de la buena recepción dispensada al corto, Cristiani y Valle se pusieron en marcha para producir un largometraje, el primero animado de la historia, otra vez más como sátira política y usando al Presidente Irigoyen como personaje principal. La película, de título El Apóstol, se preparó durante todo un año, trabajando él solo en la animación de los 58.000 cuadros que contuvo el film, pero con la ayuda en el diseño de personajes de Diógenes Taborda, y el arquitecto Ándres Ducard construyendo la maqueta de la secuencia final, huelga decir que la película fue un gran éxito tras su estreno el 9 de noviembre de 1917 y Cristiani se apresuró a preparar su segunda película al año siguiente.

Pero esta segunda película, Sin dejar rastros, fue requisada por la policía debido a su contenido político y no volvió a aparecer, haciendo perder mucho dinero a Cristiani, aunque se libró de la carcel. Cristiani continuó realizando cortometrajes de animación y más tarde se convirtió en director de publicidad de MGM en Buenos Aires hasta llegar a formar sus propios estudios.
Tras el regreso de Irigoyen a la presidencia en 1928, Cristiani decidió realizar su tercer largo, Peludópolis (por el apodo de Peludo que recibia el presidente argentino), en este caso sería el primer largo de animación sonoro de la historia. Después de un año de trabajo tuvo que paralizar la producción en 1930 tras el golpe de Estado que sacó a Irigoyen de la presidencia, pero debido al gran dinero y esfuerzos invertidos continuó con la producción aunque con el argumento modificado ensalzando a los militares causantes del golpe. Lamentablemente debido a las condiciones en el país el público dio la espalda a la película y después de la muerte de Irogoyen en 1933 Cristiani retiró la película.

Practicamente arruinado tras el fracaso de la película a sus 35 años y el no poder competir con Disney ni en el tema económico ni en la tecnologia hizo que su estudio tendiera a especializarse en doblaje y subtitulado para películas foraneas. Pero Quirino continuó realizando cortos de animación, incluyendo en 1941 uno con el fútbol como elemento principal, Entre pitos y flautas y en 1943 realizó su última obra, Carbonada, premiada por la municipalidad de Buenos Aires. En 1941 recibió la visita de Walt Disney quien le ofreció trabajar con él, pero Quirino rechazó la oferta ya que en aquel momento sus laboratorios funcionaban bien y no podía dejar su trabajo en Argentina.

Desgraciadamente dos incendios, en 1957 y 1961, destruyeron casi toda su obra, incluyendo originales y negativos, quedando tan sólo pequeños recortes y la película El mono relojero, primera y última de una serie basada en una serie de fábulas de Constancio Vigil que no continuó ya que el propio Vigil, que contrató a Cristiani y financió el proyecto dejo de hacerlo tras el estreno. Tras esto Cristiani se retiró del mundo del cine, siendo olvidado por el público hasta su fallecimiento en 1984 en su casa de Bernal, tras lo cual recibió homenajes tanto en Argentina como en su Italia natal. Sus películas, sobre todo El Apóstol, se convirtieron, después de su muerte, entre las más buscadas de la historia del cine pero no queda ninguna copía de esta y practicamente de ninguna.

1 comentario:

maria de laferrère dijo...

"El Apóstol" fué realizado por el señor Q.Cristiani sobre la base de un texto de mi padre Alfonso de Laferrère, a quién invitó como libretista para su realización junto con el dibujante Diògenes "Mono"Taborda.